Con una población que ha alcanzado los siete mil millones en todo el Planeta, la especie humana es una de las más extensas, que existen. Como es de suponer, entre un aplastante número de personas, tiene que haber todo tipo de personalidades repartidas entre tanto ser viviente, porque es un hecho demostrado que a mayor cantidad, mayor posibilidad de variedad, lo dice la estadística. Y pese a que somos seres sociales y que nuestra evolución se ha basado siempre en la cooperación mútua a la hora de conseguir fines, señal de que la generalidad humana está llena de elementos positivos, hay como en todo, excepciones que confirman la regla. No es común que la población esté hecha de asesinos, ni de locos, ni de estafadores, sin embargo, pese a que la sociedad sigue un camino más o menos homogéneo, hay excepciones individuales.
Cuando una pareja decide realizar una vida en común, se plantea proyectos generalmente, a corto y/o a largo plazo. Lo más común es formar una familia y avanzar juntos por el camino que les espera. Por supuesto, lo más común es que ninguno de ellos sea un asesino o un demente peligroso. Pese a lo cómico de la aclaración y aunque parezca a simple vista mentira, existe un interés de parte del sector
político, de transmitirnos por los medios de comunicación que es común que existan los maltratadores, por doquier, como existen los pájaros, o la luz. Y esa "patochada" la acaba creyendo una gran cantidad de gente carente de cultura básica y transmite el miedo y el odio al hombre, como la pólvora.
Desgraciadamente existen maltratadores, pero son casos aislados, aunque los medios de comunicación nos atiborren con los dos o tres penosos casos diarios, haciéndonos creer que ya son una comunidad, incluso una nueva raza. Es un fraude informativo, puesto que repiten y superponen lo que son casos excepcionales. Porque el hombre generalmente ama a la mujer, la busca, la cuida y la ofrece muchas cosas que sólo el hombre puede ofrecer y no me refiero al contenido sexual precisamente. El hombre está hecho entre otras cosas para amar a la mujer, porque ello es garantía de perpetuidad en la especie. Y lo mismo hay que decir de la mujer hacia el varón. La vida real es ésa. Por supuesto, muy aparte, existen otras cosas, como los asesinos, los dementes, los políticos corruptos, los jueces terroristas que absuelven a los asesinos y condenan a los débiles. (Existen unos pocos jueces honrados también).
Hay algunos hombres que se comportan como asesinos y torturadores. Pero también hay mujeres torturadoras que hacen la vida imposible a sus maridos y familiares, mediante chantajes y castigos emocionales. De éstas hay más que hombres y por supuesto, que de asesinos. Porque el hombre no tiene la astucia que puede llegar a tener una mujer. Y aunque los medios no hablan de ello, hay muchos casos de suicidio entre hombres casados. Pero también son casos aislados, afortunadamente, porque generalmente la mujer es el pilar de una familia.
Lo peor de todo ésto es que alguien nos quiere hacer creer que es común en nuestra sociedad lo que estadísticamente es anecdótico. Un ejemplo ilustrativo es la cantidad de toros que se lidian en nuestras fiestas populares en todo el país cada año. Ya sabemos que la tortura animal o humana es una aberración, pero no se puede calificar al español como de "torero" como hacían los "guiris" horteras hasta hace muy poco. Porque los españoles no somos toreros aunque existan algunos como excepción, la gente no torea en general.
Como hemos dicho en artículos anteriores, el mejor instrumento para manejar a las masas es crear en ellas miedo e incertidumbre, porque así se obtiene desconfianza en la sociedad y se baja la moral de ésta, lo que la hace mucho más vulnerable. Y uno de los elementos para desunir la cohesión social, es disgregar a la pareja, tildando al hombre de maltratador en potencia. Y una gran masa ignorante se deja convencer con tal de no pensar un poquito.
Esos medios y políticos que aumentan las muestras patológicas microscópicas de la sociedad y achican las alegres panorámicas de la existencia, deformando la realidad, se llaman manipuladores (en castellano). Y hacen mucho daño, ellos lo saben. Eso sí es maltrato, pero maltrato moral y universal.
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