domingo, 8 de julio de 2012

HORIZONTAL Y MADRE.



Como una madre,

espoleando sal con sus andares

de olas estrelladas;

como una madre,

cautivando, maternal

con el arrullo cierto de tus olas.



Serás, cuando mi espíritu gravite,

saladamente azul y protectora

y hacia el inmenso perfil de tu horizonte,

cautivo me hallarás

soñando con tus lomas el coral

que dibujan en color tus ondas.



Serás tierna, grave, penetrante,

el corazón abierto a la esperanza,

el corazón, que late

a murmullos opacos y crecientes.



Voy a tí, como a una madre.

En el perdido rincón de mi memoria

latente y vacilante,

escucho tu rumor desde otros dias

en tiempo ya lejano del presente;

y a tu regazo como niño vuelvo,

en escondidos sueños.



¡Madre, sé que eres mar y que me esperas,

bien apurada la nutrida senda;

se, que me perdonas y me amas,

aunque tu estela se confunda hacia el mirar

opacamente adusto y sonrosado,

cálido, frío, lejano y verdiazul,

elemento gris desde tus brazos!



Quisiera, mar, fundirme junto a tí

en infinitos murmullos y corales

anchos lares, blanquecinas olas.

                                        

Quisiera perderme en tu regazo, madre

quisiera ser el niño que ya fuí.

Siento perderme entre tus amplios brazos.

Pero un ósculo lejano y compungido,

me avisa que te vas y que me esperas...

                                         

Quiero volver a verte mar,

cargado de susurros en tus olas,

quiero, gaviotas, planear valiente,

ella me espera

sin prisas, sin pasiones,

como una madre, eterna,

          siempre,

                     el  mar.


                                          




                                           
                                          
                                          
                                           
                                           

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