jueves, 30 de julio de 2015

EL TIEMPO DE LOS IMBÉCILES.

                                                                            
...Han pasado algunos años y el tiempo no perdona, así que decidí colgármelo al hombro como si fuera una mochila.   Llevo pocos años con el Tiempo colgado a mis espaldas. Me divierte, pero pesa, pesa tanto que a veces me dan ganas de soltarlo en el agua a refrescarlo.

  He recorrido caminos sin parar. Bueno, algo he parado, alguna china me he tenido que sacudir de mi zapato, algún evento me ha retenido a veces a favor y a veces contra mi voluntad. Pero eso forma parte del camino, parar en un determinado paisaje, aunque nunca se detiene el tiempo.

  Ha pasado tiempo, pero he vuelto a mi querido rincón de Asturies, desde donde escribo. Asturies, donde nací...de nuevo.

  Hoy vuelvo combativo, a veces literario, a veces realista y crítico, pero he vuelto con la ilusión renovada de ser y de pensar.

  Y para retomar éste camino voy a hablar un poco de la mediocridad que casi todo hijo de vecino hemos de torear como podemos en el día a día y voy a decirte cual es mi técnica para esas lides, por si te sirve de algo mi experiencia.

  Hace apenas dieciocho años era tan iluso que creía conocer de sobra la mezquindad humana y aposté por una empresa para mí dudosa, en la que quería creer. Empecé a trabajar con ahínco, que es lo que siempre he intentado y puse la mayor ilusión en un proyecto que no lo merecía.Pero eso lo descubrí después, cuando vi que mucha gente que me rodeaba en ese proyecto era sumisa hacia el poder y falsamente amiga de sus compañeros. Me di cuenta de la mediocridad que me rodeaba, de que muchos de los que trabajaban a mi alrededor, no tenían en su mayoría escrúpulos para intentar mantenerse más arriba que yo, en una lucha despiadada en la que cabía hasta la traición y la falta de ética. Y lo peor es que me di cuenta de que la empresa en la que había empezado a trabajar con tanta ilusión, estaba totalmente podrida desde fuera hacia adentro.

  Yo que siempre pongo una ilusión arrebatadora en todo lo que hago, comencé a sentirme incómodo en un ambiente que no compartía más de lo inevitable...

   ...Hoy día tengo aprendida la lección: a veces hay que saber sobrellevar lo que no agrada, cuando de ello sacas algún partido: Trabajo honestamente, me comporto con dignidad, procuro ser asequible con mis compañeros de trabajo, pero mis amistades me las reservo para fuera de esa empresa. Mejor dicho, la empresa me la reservo sólo como uno de mis medios de subsistencia. Pero sólo eso.

  Fuera, la Vida me sonríe cada día. Su sentido está lejos de la mediocridad de quien sólo vive para asegurar su trabajo en una empresa que no sabe o no quiere valorar con justicia a sus trabajadores. Es tiempo de ingratos, de mediocres, de imbéciles y de los perritos de éstos, pero somos muchos todavía quienes trabajamos honestamente, dando por hecho que  existen los que no se sienten felices con su vida e intentan apedrear a los demás, trabajadores de la misma empresa. Hasta el momento vamos esquivando las pedradas. Es lo que tiene estar entre ése tipo de gente. En el fondo me dan pena aquéllos que me apedrean. ¿Cuanto veneno hay que tener para perjudicar a tus compañeros?

  Siempre he sido un afortunado porque he vivido de mi profesión, desde que me fui de casa siendo adolescente hasta hoy, no he parado de enseñar, de dar conciertos, de realizar proyectos, unos con más éxito que otros. Nunca he tenido alma de funcionario, por Dios qué horror y que me perdonen los que sí la tengan, que yo se lo respeto, como cualquier otra religión alternativa.

  Pero mi mayor fortuna fue comprender que la Felicidad es algo por lo que muy poca gente se atreve a luchar. Yo puedo considerarme afortunado en esto: Por ser feliz porque me lo curro cada día, por ser tan querido y por tener tantas ganas de vivir.

  ¿Y lo demás? ¡Ah! ¡Sí! Aquellos  de los que te he hablado, que la gente normal tenemos que aguantar cada día... Pues procuro sacudirme bien el polvo de los zapatos siempre antes de volver a entrar en casa.

  Piensa que la Vida no es perfecta. Pero si tú quieres es Vida. Dicho de otra manera: Los imbéciles son siempre atemporales. Hay que saber vivir con ellos alrededor, como hacemos con las moscas. 
                                                                             
  "Unas pocas picaduras de mosquito nunca pueden parar a un buen caballo en su carrera". L. v. Beethoven.