lunes, 23 de mayo de 2011

MEMORIA RECIENTE DE UN BUEN HOMBRE (Microcuento informal).

     Érase un hombre bueno, en el buen sentido de la palabra; un hombre que soñaba con su pueblo, un buen hombre. Érase un intelectual tan filantrópico, que entendiendo la palabra democracia en el estricto sentido de la Grecia de Solón, saltó a la palestra de la empatía popular y fué a condescender entre su pueblo, restaurando las necesidades que como humanista hombre de letras, había advertido en la pequeña sociedad de su Comunidad de gentes sencillas. Así, fijó su atención en asuntos sociales que a todos incumbían: la atención social a la tercera edad, a los discapacitados, a la educación general de su pueblo, también a la educación especial de gentes con carencias de cualquier tipo. Como buen amante de las gentes de su tierra, se ocupó de los temas sociales de higiene y salud de su Pueblo, que era el conjunto de personas como tú y como yo, atento lector, gentes simples, menos simples, ricas, menos ricas,pobres, menos pobres, trabajadores, los que tenían ésa suerte y no trabajadores, los que sufrían el acoso absoluto de un Gobierno Central "lameculos" de otros Gobiernos, lame eso, que a su vez eran exclavos de otro Gobierno al otro lado del Atlántico, lame algo del ultra capitalismo "anti mundo". Pero eso ya es otra historia que surje de éste pequeño cuento.
    Era nuestro personaje, idealista, pero no tanto como para ignorar que para intentar solucionar los problemas, hay que tirarse al barro y llenarse de tierra, rebozarse del asqueroso polvo de la corrompida política, jalear, pelear, ser a la vez diplomático y activo, comprensivo y rompedor. Había que ser tan perfecto como la sociedad demandaba desde casa o desde la calle. Pero, ¿estaba la sociedad preparada para distinguir tanto como exigía? Sigue leyendo y responde tú, querido lector seas hombre o mujer, niño o niña, a ésa cuestión.
     Pasaron tiempos difíciles para los lamedores de traseros de los colosos mundiales, porque en vez de responder a los intereses de las naciones que gobernaban, tuvieron como seres débiles, la tentación de doblegarse a los poderes fácticos del ultra capitalismo mencionado. Los gobernantes de las naciones subyugadas a tales poderes, dictados y ejecutados como se ejecuta una condena a muerte, de ambición sucia y cobarde, hicieron pocilgas de las señoriales salas de estar de doña filantropía y los habitantes del Mundo, comenzaron tarde a reclamar sus derechos perdidos sigilosamente a lo largo de los años.
    En un país llamado España por muchas y honrosas razones históricas que ahora ya no están de moda, hubo ¿alguna, o una? no lo sabría afirmar con rotundidad efectiva, había, en fín, una Comunidad, la que gobernaba nuestro soñador y activo protagonista, en la que bajo su impulso, comenzó a brillar el respeto por su sociedad. Pero por encima de nuestro personaje, había un "lamedor" de lo más arriba mencionado, que estaba AL MANDO del país y a la vez bajo las órdenes de otros dictadores antisociales mucho más poderosos que él y que a su vez representaban a otras Comunidades que giraban en torno al poder fáctico de la Economía. Alguien dijo alguna vez: " Zapatero a tus zapatos". El problema es que si el protagonista del refrán no obedece y se convierte en un pequeño dictador al servicio de otros dictadores más poderosos, sucede lo que le pasó a nuestro apreciado protagonista: que la venganza plebeya en forma de anodina rabieta analfabeta, se cebó en él, sin tener culpa de nada. La única culpa de nuestro héroe, fué llevar una etiqueta: la misma que lleva el miserable por cuyas mediocridades nuestro filántropo hubo que expiar culpas ajenas a él, que lo había dado todo por su pueblo. No era perfecto y como político había que reclamarle cualquier desacierto, aunque fuese mucho menor que sus aciertos, sobre todo en venganza deaquél mezquino que estaba por encima de él.
     Así es la Vida: unos sueñan proyectos, disparan ilusiones, trabajan por realizarlos. Otros defecan en el mismo lugar del banquete. El mayor problema es que eso salpica hasta a los más aseados y además huele. Es lo malo de tener una etiqueta deteriorada por la mentira y el engaño: al final te toman también a tí por mentiroso por llevarla también.
     Señor Barreda, como ciudadano afectado por su marcha, le doy las gracias por éstos años dedicados con ilusión a una de las Comunidades que fué de las más pobres de España. Gracias por su sensibilidad a los asuntos sociales, gracias por la prosperidad a la que ha llevado Vd. a ésta parte de nuestro país. Sepa que tiene su señoría muchos defectos, señal de que existe y es de carne y hueso. Pero siendo honesto, apreciado profesor, le envío mi humilde gratitud y simpatía, la de otro profesor, humilde de un pueblo manchego, despreciador en general de las políticas. Hay que ser muy torero para torear entre tanto cornudo novillo y bajo ésta encubierta dictadura que nos ha tocado vivir a todos los  mortales coetáneos.
   

miércoles, 18 de mayo de 2011

MALOS SUEÑOS

Dormía;
y durmiendo
pensé que soñaba.
Soñaba: soñando pensé,
a solas conmigo
mi mundo interior.
¡La paz de mi sueño!
(Pensé). La luz
de mi ser, en mi pensamiento.
Soñando cantaba:
¡Qué alegres los sones
en mi corazón!
De pronto, callaba.
¡Qué seco el silencio!
Tristeza y vacío sin una canción.
Mas, mi corazón danzaba
pausado, sereno,
vencido, cansado,
en un baile lento.
Y fuera,
la noche cantaba con dulce sopor
a las estrellas del cielo...
En brazos del sueño
comencé a soñar:
De pronto, un recio muro,
opaca luz de piedra
apenas vislumbrada,
quizá tapiaba un mundo,
¿Inexistente mundo?
Tras la pared certera,
una promesa incógnita
de lisonjera faz
me envenenaba
con la tortura curiosa de la duda.
Quise acercarme
acalorado por la danza
y el canto de mi sueño.
Pero la tapia
de opaco permanente,
callaba con el miedo y el silencio
el dulce sueño de música y de danza.
Subí al muro de un salto
y sin aliento, cerré
los ojos y grité.
No quise saber nada.
Salté otra vez al fondo de mi sueño,
a los alegres sones de mi corazón;
cantaba, soñaba
la luz de mi ser en mis pensamientos,
la paz de mi sueño:
a solas conmigo
soñando, pensé que durmiendo
la noche callaba.
Y volví a cantar...