miércoles, 18 de mayo de 2011

MALOS SUEÑOS

Dormía;
y durmiendo
pensé que soñaba.
Soñaba: soñando pensé,
a solas conmigo
mi mundo interior.
¡La paz de mi sueño!
(Pensé). La luz
de mi ser, en mi pensamiento.
Soñando cantaba:
¡Qué alegres los sones
en mi corazón!
De pronto, callaba.
¡Qué seco el silencio!
Tristeza y vacío sin una canción.
Mas, mi corazón danzaba
pausado, sereno,
vencido, cansado,
en un baile lento.
Y fuera,
la noche cantaba con dulce sopor
a las estrellas del cielo...
En brazos del sueño
comencé a soñar:
De pronto, un recio muro,
opaca luz de piedra
apenas vislumbrada,
quizá tapiaba un mundo,
¿Inexistente mundo?
Tras la pared certera,
una promesa incógnita
de lisonjera faz
me envenenaba
con la tortura curiosa de la duda.
Quise acercarme
acalorado por la danza
y el canto de mi sueño.
Pero la tapia
de opaco permanente,
callaba con el miedo y el silencio
el dulce sueño de música y de danza.
Subí al muro de un salto
y sin aliento, cerré
los ojos y grité.
No quise saber nada.
Salté otra vez al fondo de mi sueño,
a los alegres sones de mi corazón;
cantaba, soñaba
la luz de mi ser en mis pensamientos,
la paz de mi sueño:
a solas conmigo
soñando, pensé que durmiendo
la noche callaba.
Y volví a cantar...

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