"...e que ssegun se iba fazziendo el ome mas devil, iba conseguiendo mas finas cosas para sí. Ca otros dezían que eran las mas finezzas que facían devil a cada uno de ellos." VOX ANNÓNIMA.
Que el hombre actual es más longevo es vox populi, pero al mismo tiempo se ha ido convirtiendo en un ser frágil, que depende de los cuidados que a lo largo de los siglos ha ido descubriendo e incorporando a su modus vivendi. Ésto ha propiciado el refinamiento social en el que está sumergida la sociedad actual, exceptuando la inmensidad del "Tercer Mundo".
Antiguamente preponderaba la genética en la raza de los que conseguían superar aspectos patológicos naturales que hoy consideramos vanales, como un simple catarro. Éstos aspectos diezmaban la posibilidad numérica poblacional en una quinta parte de supervivencia. Pero ésa minoría era la que conformaba el Mundo: Seres de una fortaleza extraordinaria. Quizá no eran muy altos en general, incluso se desconoce al detalle sus cánones físicos. Lo que sí sabemos es la extraordinaria resistencia de éste sector de supervivientes ante factores externos como el frio, su capacidad corporal motriz a la hora de emprender grandes trayectos, hazañas bélicas, etc.
Y es que dentro de las características del hombre medieval, por limitarnos a una época concreta, además de su fortaleza para sobrevivir frente a la mayoría de sus coetáneos, existe un factor espiritual que se traducía en ideales. Éstos se basaban en los dos conceptos tribales que fueron los pilares principales desde la Prehistoria: el pensamiento mágico plasmado en la idea de Dios y el pensamiento terrenal formado por la familia, la tribu. Ambos factores eran capaces de generar una ideología muy compacta que se traducía en su manual de supervivencia.
Es decir, la defensa de unos ideales en los que ellos creían, les hacía fuertes, en una sociedad en que sólo los fuertes sobrevivían.
Éste modus vivendi hacía valorar la existencia de una manera aventurada y por tanto mucho más vital, porque además el hombre del medioevo sabía perfectamente sobre la brevedad de la vida, que en la inmensa mayoría de los casos de aquéllos que ya pudieron superar la infancia y la adolescencia, seguía siendo lo suficientemente corta como para llegar sólo en muy contados casos a la senectud.
Con ése panorama, el hombre luchador medieval "se ceñía la espada" con verdadera ansia de devorar la vida, con un temor activo que le empujaba con vehemencia hacia lo que le deparase el destino. Era por ello la idea de un Dios protector, un elemento primordial en una sociedad que se movía a través del vasallaje. Y ¡Qué mejor vasallo que el que lo es de Dios! Y por ello hasta se mataba si era necesario.
Han pasado aproximadamente un millar de años y se sigue matando igual, a nivel privado y también entre naciones. Incluso todavía existe la pena de muerte en muchos países, que es el peor crimen que hay porque es concebido "con alevosía y burocracia". Y aunque existe internet, que parece ser el dios actual, la codicia bruta y la ignorancia se esparcen por el Mundo.
Y los ideales, ¿Existen ideales? A nivel "global", los auténticos ideales no existen. Sólamente existen entre esa minoría de población resistente al virus de los prejuicios actuales que rigen el ultracapitalismo actual. Quizá seamos también una quinta parte de todo el conjunto, aunque estamos diseminados y mal organizados, como el hombre resistente de la Edad Media.
No hay comentarios:
Publicar un comentario