Era una madrugada fría de Febrero. La primera claridad tibia de la aurora era aún tímida para anunciarse, a pesar de su proximidad. No podía dormir y, de repente abrí los ojos y miré hacia el ventanal.
Hastiado de la vida que entonces llevaba, comencé a soñar despierto o a despertar. El caso es, que como una mágica visión, ví llegar la Primavera, como una deslumbrante adolescente de Botticelli, con un largo manto plateado, ataviado por la ténue claridad de una luna menguante, que ya se iba a acostar. Se acercó, ligera y silenciosa y susurrando algo a mi oído, volvió ligeramente a desaparecer.
Primavera, certera ya en las primeras flores blancas y rosas de los madrugadores almendros, vino a consolarme con su contagiosa alegría. Entonces volví a despertar mi dormida alegría y me puse a componer una pequeña canción.
Después, como aún era temprano, me vestí y salí a disfrutar la paz del paisaje solitario.
Precisamente, paz era lo que necesitaba por entonces, aprisionado en una terrible trampa afectiva que iba consumiendo mi sempiterna alegría.
Sólo unos años después, pude recordar y comprender las palabras premonitorias y animosas que aquélla Venus fantasmal vino a susurrarme y hogaño forman un paralelismo con la postrera primavera que tengo la dicha de vivir en el casi ya incipiente otoño de mi vida.
Como, a mi pesar suelo soñar despierto muchas veces, uno de esos dias se me ocurrió escribir aquéllo que hoy ya es mi realidad palpable, pese a haberme sido anunciado en aquél duro invierno de mi ya lejano antaño:
"...En la noche muerta
de la vieja luna, entraste callada.
Dormían los campos y las gentes,
cantaban a coro las tímidas aguas
del arroyo; soñaban las piedras.
Entraste una noche
pausada y ausente
hermoso y radiante, tu manto de plata.
De mi angosto balcón
salí a contemplarte
errante claridad de la noche mansa.
Absorto e inerte, me quedé mirando
tu esbelta figura
radiante y alegre...
¡Oscuros sueños de la turbia mente,
de la noche muerta. La aurora blanquea
los dormidos campos. ¡Primavera,
lejano sueño de la noche invernal
que en el alma juega!
"Entre dormir y soñar, está lo que más importa: Despertar".
A. Machado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario