Me gusta caminar mirando a lo lejos. Pero no dejo de saborear el cuadro de impresiones que se va acercando durante el paseo: Ambos forman futuro y presente de la película de mi vida. Una vez paladeados, los guardo en el desván de mi pasado, hasta que la humedad y el tiempo los corroe inevitablemente.
Sin apenas advertirlo, caminando a mi libre antojo, sin un rumbo lógico definido, he llegado hasta el último acantilado, antes de meterme nuevamente tierra adentro. Nuevos paisajes me esperan y pienso seguir contando las impresiones que me van causando.
Hasta aquí, he hablado mucho del ayer, de nuestro Mundo maltratado por la codicia de gentes que no son buenas, ni inteligentes siquiera. Quizá he enturbiado algo mi blog hablando de quienes no merece la pena hablar. Lo siento, porque la Vida es tan bella, que es absurdo hablar de las mediocridades de algunos seres como los políticos, parásitos, necios y un sinfín de personajes públicos y no públicos, coetáneos o no, pobres gentes miserables, con la de temas interesantes que existen. Por eso he decidido caminar hacia nuevos parajes, ésta vez sólo literarios. Porque a mis años, uno sólo está para saborear mieles. Y hay muchos panales silvestres por ésos mundos de Dios, y así, muchos tipos de miel: de alegría, de belleza, de ilusión, de esperanza, de bondad, de lucha. Pero sólo hay un tipo de jalea: la de la felicidad en cada lugar que escojo, en cada sensación que tengo, en cada situación que vivo.
Por eso ahora que he llegado hasta aquí, quiero meterme tierra adentro para seguir viviendo mis paisajes y hacer de mi futuro mi presente. Para ello he llevado al desván todo aquéllo de mi pasado que ya tuvo en su momento la función de enseñarme a vivir, pero ahora es estéril. He tirado varios remolques de escombros, pero como la vida es dinámica, se van acumulando piezas inservibles y he de seguir vaciando mi desván periódicamente, para no acumular demasiadas cosas inservibles ya. He de dejar sitio para las vivencias nuevas que vayan convirtiéndose en pretéritas herramientas nuevas de aprendizaje.
Una gaviota se me está acercando juguetona, con una especie de carcajada. ¿Hacen ese sonido las gaviotas, o simplemente se está riendo de mí?
Yo también he aprendido a reirme de mí mismo. A veces es muy saludable. Porque la vida es como un juego. Y para jugar, hay que tener espíritu deportivo, saber perder con alegría, porque cuando gano no me hace falta aprender a reir. Mi experiencia me ha enseñado que siempre que he perdido ha sido algo muy pequeño en comparación de lo que he ganado a continuación. No puedo quejarme: No sé jugar al pócker y sin embargo me han tocado las mejores cartas. Procuraré mantenerlas siempre, aprendiendo a mejorar poco a poco cada día.
Está empezando sigilosamente a oscurecer.
Un frío traicionero está atacándome por la retaguardia. Aquí, en éste hermoso lugar se me había olvidado que aún estamos en Invierno. Comienzo a acelerar el paso, ahora que he salido del pedregal marino y me integro lentamente en el paisaje terrestre.
Me dirijo hacia PAISAJES NUEVOS, que no son sino una continuación de mis pasos hacia el paisaje exterior, en estrecha simbiosis con mis paisajes interiores. Pero antes de seguir camino y dejar éste dulce acantilado, antes de acercarme a aquélla lejana aldea plasmada en lontananza en la imagen de mi paisaje marino, tengo que despedirme.
Ahora comprendo que el TIEMPO está siempre presente en el CAMINO y en el PAISAJE.
Porque el tiempo modela el camino y el paisaje, pero a la vez, EL TIEMPO ES UNA TRAMPA. Es una terrible trampa que nos hace ser mortales matadores de alegría. Es falso que haya un tiempo para cada cosa; o al menos es sólo una verdad a medias. Hay gente que se va pronto de ésta Vida y hay gente longeva. El único tiempo para morir ya está acordado para cada uno de nosotros. Y aunque no sepamos hacerlo, aceptar la Muerte es una forma de aceptar con madurez nuestra Vida. Hay jóvenes que realmente no lo son, sólo en el tiempo, lo cual es una mentira descarada. Hay ilusión en cualquier tiempo. No importa la edad. Sólo hay que estar abierto a la vida. Yo, sin ir más lejos, estoy viviendo ahora una juventud que nunca había soñado tener de joven. Sí, ya sé que tengo ventaja porque estoy enamorado. Pero es que lo estoy como nunca, de la Vida.
No soy quién para dar consejos, ni me gusta darlos, pero como tengo cierto grado de filantropía aún, quisiera decirte que no hagas caso del Tiempo; Es una tramposa mentira. Verdaderamente ahora mismo que me estás leyendo, no existe ya el pasado, ni existe aún el futuro. SÓLO EXISTE EL PRESENTE.
El pasado y el futuro son sólo referencias , herramientas de uso particular que en contadas ocasiones pueden servir para ayudar a vivir el presente........¡Pero a veces no!
Acabo de perder de vista el acantilado. Ante mis ojos se descubren las primeras casas de la que hace un rato era una lejana aldea. Ahora en mi presente veo unos hermosos jardines, engalanados de plantas de lugares exóticos. Voy a acercarme a contemplarlas. Pero eso ya es otra historia...
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