lunes, 2 de abril de 2012

SER JOVEN ES SENTIRSE JOVEN. REFLEXIÓN DE CUMPLEAÑOS DE UN JOVEN MADURO.



      A mis recién estrenados "cuarenta y cinco y pico", como dice un singular personaje de televisión, vuelvo a reflexionar contigo, querido lector, sobre el paso del tiempo y de la vida en sí.

      Ya nos advierte el adagio latino: "Vive memor leti, fugit hora". No se refiere el dicho a la tragedia inevitable de la muerte como fín, sino que nos la recuerda para que cuando ése final llegue, estemos cansados realmente de haber vivido lo suficiente, sin desperdicio.

      Siempre he creído que la Vida de cada cual es un hecho particular y de diferentes vicisitudes, incomparables en cada indivíduo. Y según me voy haciendo más talludito, las vivencias mejores y peores que he ido teniendo hasta hoy, han ido ratificando mi tesis primigenia. Existe un único caso que impide sentirse joven y vital: Es la enfermedad, en cualquiera de sus infinitas manifestaciones. La vejez, por ejemplo, es la degeneración progresiva, el desgaste o pérdida paulatino de salud, que se manifiesta mediante la enfermedad.

      Pero no sólo en la vejez de los años aparecen síntomas de desgaste o enfermedad. Hay muchos jóvenes que son viejos prematuros, sin ilusiones, que no saben ser jóvenes, porque creen que eso es algo propio del paso del tiempo, en su caso de su poco tiempo vivido. Se trata de una casta que desperdicia su tiempo y su juventud, porque no sabe vivirlo y apreciarlo. Tienen por religión el capitalismo consumista anodino y superficial. Y como piensan poco y son perezosos para ello, se visten de prejuicios, creen que  no van a cumplir años y todo lo que no sea de poco tiempo, lo desprecian en su ignorancia supina. Las mentalidades cerradas y perezosas, son mentes viejas, caducas, a cualquier edad.

      Existe afortunadamente otra juventud, que realmente lo es y no sólo por carecer de demasiados cumpleaños. Son una serie de personas, con curiosidad por todo. No pierden con facilidad el sentido del humor y saben apreciar la Vida, sus detalles y sus gentes. Son capaces de amar a quien le demuestre valía y sea joven porque se sienta joven y no por los años cumplidos, como si se tratase de vehículos ante la ITV. Ésta verdadera juventud es un número realmente considerable a nivel universal, porque engloba a todas aquéllas personas de cualquier edad que conservan la alegría pese a las adversidades, porque intuyen que es el mejor arma para sobrevivir. Creen sobre todo en la persona, así que tienen una dosis de filantropía importante. No les preocupan las arrugas, porque son señal de haber tenido vivencias y recuerdos y de haber adquirido sabiduría. Y cuando maduran, jamás irían a ponerse "bótox" ni tienen intención de retocarse el cuerpo o la cara mediante cirujía. Eso sí: se cuidan, por fuera, pero sobre todo, por dentro.

      Yo, particularmente, como hombre, creo que lo más hermoso de una mujer a cualquier edad, es eso, que sea mujer.

      Aunque no miro la edad,  reconozco que a mis años sería difícil enamorarme por el físico de una mujer bastante mayor que yo por ejemplo, por muy atractiva que fuera, aunque pudiera conectar a otros niveles con ella, apreciando su valía si su espíritu fuera juvenil. Tampoco podría esperar de una mujer de veinticinco que se enamorase de mí si yo tuviera sesenta, ya que aunque nada es absolutamente imposible, sí sería bastante improbable. Sin embargo, sería un error dejar en manos de la ética lo que simplemente es una cuestión de elección absolutamente personal. Siempre he hecho oídos sordos ante los dogmáticos. La vida de cada individuo es demasiado personal para ser encasillada.

      En cambio, una mujer joven, si además es inteligente, puede enamorar harta la exasperación a un hombre, igual que una mujer de mediana edad. En ése caso, no es sólo la lozanía material de la juventud, que de por sí sóla, se reduce a un hermoso decorado, sino el conjunto, lo que adquiere pleno valor.

      Desgraciada injusticia para la mujer, el hombre durante la madurez adquiere un atractivo añadido, incluso para la mayoría de las mujeres jóvenes. La sociedad está llena de ejemplos de ello; sin embargo injustamente es, en general desdeñada la madurez femenil. Parece que la Vida tiene ojos de hombre. Yo, que he tenido ambas experiencias antagónicas, he podido comprobar que frente al destino difícil de cada día, tenemos las personas la maldita manía de dificultarnos aún más la existencia con los carteles y prejuicios que ponemos a las cosas. Lo bueno es darse cuenta y rectificar a tiempo:

      "Hoy  es  siempre,  todavía".    A. Machado.

     

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