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martes, 8 de noviembre de 2022

EL CAMINO INCIERTO.

                                          



 

  Salió por la mañana a comprar el pan y algo más. Jamás se hubiera imaginado que el Mundo se iba a tambalear así, como si sus pasos por la calle lo fuesen pisoteando.

                                              


      Un terrible virus asesino, un terrorífico volcán escupiendo rabia, unos locos jugando a la guerra y a la barbarie despiadada...


      Unos precios disparados para hacernos más pobres a los de siempre y, ni siquiera tenían suficiente, los otros de siempre.


       Una serie progresiva de autoritarias normas impuestas a los ciudadanos, caía en cascadas escalonadas desde el Poder Gobernante, que se turnaba en corruptos partidos políticos.


     Un rebaño de corderos seguía votando a esas cuadrillas de sinvergüenzas de diferentes siglas y nomenclaturas, por el miedo al vacío de la libertad.


      Unos sistemas de enseñanza y de salud totalmente deshumanizados y almibarados de hipocresía efectiva bajo la herramienta informática, castraba la empatía social.


       Hasta el pobre agapornis que siempre alegraba su vida con su presencia murió ahogado de desesperación... o fué un triste accidente, o las dos cosas.


      El lenguaje que siempre había usado estaba declinando; ya casi no existían los acentos y los anglicismos se usaban por doquier. Por eso se sentía un poco aislado. Se confundían los géneros gramaticales con los sexuales y éstos entre sí.


      Sólo algunas voces cuerdas bramaban en contra de tanta basura.


      Había dejado de escribir historias porque la historia real le había amordazado. Pero no podría seguir así más tiempo, porque se ahogaría. Así que un día decidió romper su silencio interior y comenzó a hablarse a sí mismo.


      Quería reconciliarse con el Mundo sin compadecerle; quería complementarlo a su manera. Le ayudó pensar en los sucesos legendarios de historias tan antiguas como el Antiguo Testamento, cuando Yahveh era tan malo. Y sin embargo todo seguía igual. Pensó entonces que el Mal ya estaba descubierto y que era cíclico.


      Pero ¿Qué era el Mal? Un concepto subjetivo inventado por el Hombre para catalogar lo que le resultaba repugnante o aterrador. 


      "-No quiero pensar en el Mal, me parece artificioso e infantil. Voy a quitarle la l a la palabreja y a cambiarla por otra más sonora, la r. Porque el Mal es sólo una concepción particular de lo que nos pasa, pero el Mar es algo universal y permanente."


      Entonces pensó en el mar y fue a buscarlo para descansar con el arrullo de las olas...




   "Pase lo que pase en este mundo, la Mar es una madre acogedora,  universal, e inmortal"-pensó. "El único camino es la belleza, el mar, el sol..." "Hablaré a todo el mundo de ello. Conseguiré así que, al menos unos pocos nos quitemos la venda de los ojos que se nos está imponiendo: Los ojos que sirven para MIRAR LA VIDA". Esa será mi lucha."


    El sol acababa de acostarse y una brisa demasiado fresca comenzaba a rodear sus hombros. Al otro lado de la orilla, en tierra, el paseo adornado de farolas invitaba a adentrarse entre la gente y buscar algún sitio para tomar algo. Al fin y al cabo estaba de vacaciones. 

      

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